Termina el mes de julio, en el cual las conmemoraciones en torno a Nelson Mandela aumentaron por el convencimiento de su importancia. Desde el año 2009 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) así lo aprobó, señalando la fecha de su natalicio de Mandela como el día específico a conmemorar.

El 18 de julio de 1918 nació en Sudáfrica Nelson Rolihlala Mandela, un gran activista y humanista, quien después de haber estado 27 años privado de la libertad, fue excarcelado para continuar con su lucha para abolir el apartheid y convertirse en el primer presidente sudafricano de raza negra.

Fue Premio Nobel de la Paz y recibió múltiples reconocimientos como la Medalla Presidencial de la Libertad y el Premio Lenin de la Paz, y fue considerado Padre de la Democracia. En 2015, La Asamblea General de la ONU aprobó nombrar Reglas Mandela a las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos (2015), como homenaje a la labor del activista por la promoción de una cultura de paz; además, exhortó para que este día “también se utilice a fin de promover condiciones de encarcelamiento dignas, sensibilizar acerca del hecho de que los reclusos son parte integrante de la sociedad y valorar la labor del personal penitenciario como servicio social de particular importancia y, con este propósito, invita a los Estados miembros, las organizaciones regionales y las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas a celebrarlo de manera apropiada”.

En la conmemoración de esta fecha, vale la pena expresar la necesidad de refrendar la convicción por llevar a cabo todos los esfuerzos que hagan posible estos señalamientos, ya que sin respeto por los derechos humanos en las prisiones, las posibilidades de su mejora serán inalcanzables.

Como lo señaló Naciones Unidas, el Día Internacional de Nelson Mandela ofrece una oportunidad para reflexionar sobre los derechos de las personas privadas de la libertad y la importancia de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos.

Aprendamos del legado de Nelson Mandela a través de sus palabras: “la mayor gloria no es caer, sino levantarse siempre”. Así, “después de escalar una gran colina, uno se encuentra sólo con que hay muchas colinas que escalar”, considerando que “ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás”.

 

 

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