A un año del sismo del 19 de septiembre del 2017 aún nos queda preguntarnos: ¿Dónde están los recursos públicos y privados (donados) para la reconstrucción? ¿Dónde quedaron los millones de pesos? ¿Dónde la buena voluntad?

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El 19 de septiembre

La semana pasada se cerraba un nuevo ciclo anual desde el sismo del 19 de septiembre del 2017 y varios ciclos desde el sismo de 1985; ningún mexicano podrá olvidar lo sucedido hace un año, la desesperación, la impotencia, pero más allá de ello también vimos voluntad, solidaridad y ganas de ayudar.

Todos recordamos la mediatización que se dio a raíz de lo sucedido y fuimos testigos de los miles de millones de pesos que se donaban para la reconstrucción de las zonas afectadas; desde recursos públicos hasta privados, desde recursos nacionales como internacionales; todos recordamos que miles de millones de pesos se “destinaron” a reconstruir vivienda, escuelas, monumentos, etc., pero a un año del evento telúrico que sacudió nuestro México hay un polvo de corrupción que cubre el dinero que debería estarse utilizando para poner de pie a quienes lo necesitan, a un año del sismo hay nubes grises de tristeza y desesperación de miles de víctimas que no se han beneficiado de ninguna manera; no hay rendición de cuentas sino papeles turbios.

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A un año, las interrogantes alrededor de los recursos públicos que fueron destinados para atender las necesidades de las y los afectados por éste desastre son muchas; las dudas de la ciudadanía son legítimas y ponen de manifiesto una corrupción y un desvío de recursos donde el gobierno podrá hacerse “de la vista gorda” y mirará hacía otro lado porque sus ciudadanos no cuentan con vías de acceso a una justicia pese a que es un derecho de todos.

¿Dónde quedó el recurso?

En marzo de 2018, diversas organizaciones de la sociedad civil[1] elaboraron y publicaron el Informe sobre Transparencia y Rendición de Cuentas de los Recursos Públicos y Privados a seis meses de los sismos. En él se analizaron las plataformas oficiales y su utilidad para conocer y dar seguimiento al uso del presupuesto destinado para la reconstrucción.

Se expuso la información disponible sobre las deducciones, reintegros y transferencias que realizaron distintos actores públicos, a la vez que se abordó la información respecto a los recursos privados donados.

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Gracias a dicho informe se pudo identificar que de la gran cantidad de recursos públicos y privados movilizados durante todos esos meses poco es el porcentaje que realmente se ha destinado a la reconstrucción, peor aún, no se puede constatar una rendición de cuentas completa sino sólo a medias y con datos poco claros.

Incluso el portal de Fuerza México de Transparencia Presupuestaria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no ha logrado indicar cuál es el estatus y la proporción de los gastos de $38,163,343,988 mil millones de pesos que se indicaron como costo total de la reconstrucción, más aún, a la luz del avance físico y financiero de las obras y recepción de los beneficios por parte de los afectados.

Fueron cinco donatarias y fideicomisos autorizados que recibieron mayor cantidad de donativos tales como: Cruz Roja Mexicana, Fundación Carlos Slim, Fideicomiso Fuerza México, Fundación BBVA Bancomer y Fomento Social Banamex; pero de ellas, tanto la Cruz Roja Mexicana como Banamex no tienen ningún tipo de información financiera ni de rendición de cuentas.

Del monto autorizado en cada rubro sólo se ha ejercido del 49 al 51% y del resto del porcentaje no se tiene información de dónde se encuentra o qué se está haciendo con él.

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Finalmente, tenemos derecho a la información, derecho a rendición de cuentas transparentes y derecho a exigir de nuestras autoridades que cumplan y destinen los miles de millones de pesos para lo que realmente es y no para beneficios personales.

[1] Fundar, Centro de Análisis e Investigación A.C., Transparencia Mexicana, Alternativas y Capacidades, MEXIRO A,C., y Fundación Mexicana para la planeación familiar.