Ya iniciaron los trabajos del primer periodo de sesiones de la LXIV Legislatura, con una mayoría abrumadora en ambas Cámaras por parte de Morena. Sin embargo, los primeros días de trabajo no se han desarrollado en un ambiente tan armonioso como se esperaba. También hay fuego amigo.

Técnicamente el gobierno de López Obrador ha comenzado con los trabajos en el Congreso. Se da por sentado que inicia la cuarta transformación, así lo repiten y lo repiten los funcionarios en cada conferencia y en cada declaración cuando informan sobre sus actividades les otorgan algún nombramiento. Todos se refieren orgullosamente a este concepto, pero realmente pocos entienden su significado, más bien se empieza a convertir en un eslogan, aunque ahora ya de gobierno, no de campaña.

Es evidente que no todo ha fluido con la tersura que se pensaba, por lógica y con la mayoría que tiene Morena, se empiezan a manifestar de forma más evidente los movimientos políticos, las presiones y los jaloneos. En la primera sesión, varios diputados se quisieron enfrentar al presidente del Congreso, Porfirio Muñoz Ledo tuvo que hacer fuertes intervenciones para acotar las quejas: el mismo Gerardo Fernández Noroña, diputado del PT, ya tuvo su primer altercado, incluso fue llamado al orden en público, según citan algunas fuentes del Congreso.

Esta mayoría ya definió los tres primeros asuntos importantes de su plan: primero la licencia de Manuel Velasco, que necesitó de la dura intervención del Senador Monreal, para que regresara a su estado a seguir los planes en la Conago encargados por AMLO; segundo, la iniciativa de la eliminación del fuero; tercero, el plan de austeridad; y vienen los demás.

Como consecuencia, los distintos grupos políticos ya están realizando sus primeros movimientos. El PVEM otorgó cinco senadores al grupo de Morena, con lo que alcanza la mayoría calificada. Ocurre lo mismo en la Cámara de Diputados: la fuerte ambición y la fragilidad ideológica de algunos legisladores los lleva a brincar al grupo mayoritario de la política actual. Como se puede constatar, la integridad ideológica no es una virtud en los políticos mexicanos, la pregunta es si esto ocurre ahora, ¿serán capaces de respetar la famosa constitución moral?, ¿ésta tendrá un apartado especial con respecto al chapulineo, una práctica que asegura mayorías en el Congreso?

Pero algo sigue igual en el país, ya que la magia de la cuarta transformación no está generando la paz y la tranquilidad que todos esperan, siguen la violencia y los enfrentamientos desatados, primero entre los grupos políticos y afuera los hechos de violencia se mantienen: asesinatos a Presidentes Municipales, la UNAM se descompone con expulsiones y huelgas generalizadas, en las secretarías no llegan los equipos de transición y los campesinos siguen bloqueando calles con sus marchas.

Ya se está enfrentando la cruda realidad, ¿se hace tarde para que llegue la expectativa del cambio maravilloso?

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